El estrés tiene un impacto profundo en el sistema digestivo, a menudo referido como el “segundo cerebro” por su compleja red neuronal. Las respuestas del cuerpo al estrés pueden alterar la motilidad intestinal, aumentar la sensibilidad al dolor abdominal y afectar la permeabilidad intestinal, exacerbando condiciones como el Síndrome del Intestino Irritable (SII), la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) y la inflamación.
Implementar estrategias de manejo del estrés, como la meditación, el yoga, la respiración profunda o la práctica de hobbies relajantes, puede ayudar a calmar el sistema nervioso y, a su vez, aliviar los síntomas digestivos relacionados con el estrés. Un buen manejo del estrés contribuye significativamente a un bienestar digestivo y general.
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